María Muñoz


ClaseEntré en el colegio Luz Casanova con 6 años; por aquel entonces no había educación infantil. Yo ya tenía muy claro lo que quería ser de mayor: “peluquerista”. Me gustaba el mundo de la moda, las manualidades, lo artístico.

Viví muchas cosas en Luz Casanova, cosas que marcaron mi vida, como la muerte del papá de un compañero de clase, la separación de mis padres, o el cambio de la EGB a la ESO. Profesores de toda la vida que se jubilaban y profesores nuevos, jóvenes y con ganas de trabajar; éramos una gran familia.

Nos hacíamos mayores y mis compañeros y yo ya íbamos teniendo claro lo que queríamos hacer cuando saliéramos del colegio. Yo quería apuntarme a la academia de peluquería, aunque mis padres hubieran preferido que siguiera estudiando, pero a mí no me llamaba la atención ninguna carrera, y así lo hice: me apunté a la academia. Aunque finalmente me cambié a Estética, porque un mes antes de acabar 4º de ESO, en un mal empujón bajando las escaleras, me rompí el ligamento de la mano derecha y me pasé todo el verano escayolada.

Maria MuñozYo ya tenía mi plaza, hice 2 años de estética superior con prácticas y al mes de salir de la academia, encontré trabajo. Con 22 años estaba bastante asentada, tenía mi trabajo de lo que yo había estudiado, mi coche, pareja; empezaron a bajar los precios de los pisos y me pude comprar uno en el barrio, tenía claro que no me quería ir lejos, y entonces llegó mi mayor sorpresa: ¡estaba EMBARAZADA!

Decidme: ¿qué profesor viene a verte a casa a ti y a tu niña recién nacida después de hacer 7 años que has salido del colegio? Pocos, ¿verdad? ¡Pues el mío lo hizo (Santi)! Tenía claro a qué colegio iba a ir mi pequeña, quería que ella aprendiera esos valores: la familia, el compañerismo que a mí me habíais enseñado, os volcabais con todo, dentro y fuera del colegio.

Si yo decidía seguir adelante con el embarazo, la empresa en la que estaba trabajando cerraba porque mi jefa también estaba embarazada. Me propuso quedarme con el centro, mi madre me apoyaba, pero yo en ese momento no me veía capaz. Me quedé sin trabajo, con una hipoteca y embarazada. Mantuve a las clientas y trabajaba a domicilio mientras hacía la reforma de la casa, para la llegada de Valeria.

En febrero de este mismo año perdí a mi madre a causa de un cáncer, que era la que siempre me apoyaba en todo, sobre todo en mi profesión.

A día de hoy, con 29 años y después de mucho trabajar y criar a mi niña, he conseguido mi sueño: ser valiente y meterme en el mundo del pequeño empresario en este país tal y como están las cosas, me he montado mi propio centro de estética (en honor a mi madre) y en qué mejor sitio que en la calle del colegio, ese colegio que me ha visto crecer y que va a ver crecer a mi hija y a mi hermana pequeña. ¡Gracias por tanto!

Lucha por lo que te haga feliz, trabaja duro y no te rindas y sobre todo ¡vive!

Terra