La vida es un viaje
Soy Carolina, ex alumna de Luzca y os voy a contar mi experiencia para que no os pongáis barreras.
Siempre hablo orgullosa de mi colegio, pues durante los años en los que estudié allí, mi personalidad empezaba a forjarse y la educación y valores que me dieron en el cole, estoy segura de que mucho tienen que ver con la persona que hoy soy.
Yo no sabía todo lo que iba a venir después. Desconocía que iba a ser fisioterapeuta, nutricionista y entrenadora. Emprendedora.
No sabía que iría a Cancún (México) en mi viaje de final de carrera de la uni, que me iba a enamorar tanto de ese país, que acabaría viviendo allí 3 años y que volvería a “tocar mare” siempre que puedo.
También era ajena al hecho de que en la vida uno tiene que luchar más de lo que espera por lo que quiere. No me malinterpretéis, nunca he sido una hija que le pide caprichos a sus padres, pero pensaba que, con el simple hecho de estudiar y sacarme una carrera, lo demás vendría rodado. Pensaba que ser feliz era un derecho y no había que hacer nada más que esperar.
Hoy puedo decir que cuanto más claros tienes tus objetivos, mejor fluyen tus planes y que la felicidad/paz mental es la clave para lograrlos.
Después de México, me fui a trabajar a Francia. Tremendo shock. Del calor mexicano al frío francés. Francia es un país que me ha ayudado a crecer económicamente a pesar de que nunca había tenido la curiosidad de visitar ni de vacaciones. Mi estancia en este país me sirvió para aprender a quererme más, a acotar mis prioridades y a tener el valor de tomar decisiones importantes. Lo que sí es necesario mencionar, es que no debemos rendirnos y que más que creer en la suerte uno tiene que creer en el esfuerzo y en sí mismo.
Allí entendí que uno tiene que ser fiel a sus valores y que el dinero, aunque es muy importante por la tranquilidad que nos proporciona, no lo es todo. Decidí, después de 5 años, volver a casa tras varios años ahorrando y abrir una clínica. Yo nunca me había visualizado como una empresaria, pero poco a poco la vida te va enseñando cosas y aunque siempre he tenido una excelente relación con mis jefes, me apetecía mucho tener un negocio propio.
En mi opinión, la máxima aspiración de cualquier persona debe ser la de encontrar la felicidad. Pero no creas que llega sola. Hay que esforzarse cada día para no perder el foco y disfrutar del presente mientras lo bueno llega. Alcanzar la meta es genial, pero debemos hacer que el camino sea divertido.
Ahora estoy escribiendo este texto en el aeropuerto de Cancún, pensando en el nuevo proyecto que me espera en cuanto aterrice en España.
Por ahora voy a instalarme en casa, aunque no sé qué me depare el futuro. He vivido muchos años fuera de mi país, lejos de la terreta. He experimentado lo que es estar lejos de mi zona de confort completamente sola, he cruzado continentes en avión sin tener a nadie en el asiento de al lado que me acompañara, he conducido 700 km para llegar al 90’s cumple de mi abuelo, le he hecho frente a la adversidad, a las dudas y al miedo y he ganado.
No esperéis que las cosas lleguen solas. No tengáis miedo a volar. No os quedéis con las ganas ni con la duda. La vida es un viaje.